Como el surrealismo, Brandaki es un movimiento local ampurdanés, provocador, libre y revolucionario. No creemos solo en la mirada, sino que hemos aprendido a implicar todos los sentidos, incluso el sexto y la sinestesia. Nos gusta hacer las preguntas inoportunas para poder expandirnos y sorprender, siempre desde un ángulo positivo. Creamos y reinterpretamos. Somos inspiración porque nuestra forma de ser nos hace vivir atentos a todo lo que nos rodea, y por eso construimos objetos atemporales y perennes como el Troissant.